jueves, 10 de febrero de 2011

La casa de las siete chimeneas.

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Es el único edificio civil construído en el siglo XVI que queda en pié en Madrid actualmente.
Un emplazamiento clave, por el que siempre que paso frente a el, siento una sensación rara de atracción hacia sus muros; sus ventanales. Y especialmente hacia su tejado.
El primer día que decidí pararme para fotografiarlo, perdí la noción del tiempo dando vueltas al edificio extrañamente, sin perder ni un solo instante la atención sobre el.
A partir de ese primer día, ahora siempre que tengo la ocasión de pasar, paro a contemplar el palacete. Siempre le hago fotos nuevas, con la extraña intención de sacar un punto de vista distinto, un encuadre diferente, tratando de trasladarme a finales del siglo XVI, cuando la casa de las siete chimeneas fue construida en una zona de huertos, a las afueras del nucleo urbano de aquel entonces; y por qué no también, buscando alguna prueba de lo que la leyenda narra de este sinuoso enclave, y más, despues de conocer lo que aconteció allí..

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Mediado el siglo XVI, un montero del rey Felipe II compró el coto que existía a espaldas del convento del Carmen para regalárselo a su hija como regalo de boda, una vez edificada la vivienda del nuevo matrimonio. Con ese fin, el montero del Rey encargó al arquitecto Antonio Sillero el proyecto de la residencia, aunque el diseño primigenio fue parcialmente cambiado por Juan de Herrera, de manera que la traza final, se parecía más a una casona de campiña que a una mansión urbana. La construcción se extendió entre 1574 y 1577. La bella doncella matrimonió con un apuesto capitán perteneciente al antiguo y noble linaje madrileño de los Zapata, pero no fue dilatada la convivencia de los jóvenes esposos, porque el marido se vio obligado a cumplir con sus deberes militares y viajó a Flandes, donde murió al poco tiempo en una de las batallas. La desconsolada viuda quedó sola en el caserón, aparentemente sumida en los recuerdos del marido, hasta que una mañana apareció muerta en su lecho. El pueblo no tardó en relacionar el prematuro e inesperado fallecimiento, con las periódicas visitas a la finca del rey Felipe II, quien acudía oculto por las noches. Pero no se pudo aclarar, si la muerte de la joven fue debida a un hecho natural, a una decisión personal o a la larga mano del  secretario y confidente del Rey, el siempre intrigante Antonio Pérez. Tras el fallecimiento de la desafortunada viuda, los vecinos aseguraron haber visto algunas noches, la figura de una mujer vestida de blanco, con los cabellos al viento, que andaba por los tejados portando una antorcha en la mano y se arrodillaba en dirección al Alcázar, dándose golpes de pecho. Esta historia fue puesta de actualidad a finales del siglo XIX, cuando al reformar el edificio el Banco de Castilla, se encontraron entre los muros de los sótanos, el esqueleto de una mujer y varias monedas de la época de Felipe II.

Detalle que da nombre a la casa.

Fachada posterior.
Ocupada actualmente por el Ministerio de Cultura, la leyenda de este edificio maldito ha sido fuertemente alimentada en el transcurso de las décadas, debido a que fue sede primero del Banco de  Castilla en 1882 y años más tarde sería ocupada 1957 por el Banco Urquijo; las dos entidades casualmente dieron a la quiebra misteriosamente.

Imagen del 1577.

3 comentarios :

  1. Muy buen post Dani, esto va cogiendo muy buena forma.

    Sobre la casa, qué decir, hay muchas versiones que pueden ser todas veraces.

    Como bien indicas, la casa la construyó Felipe II como casa de campo, sus siete chimeneas se colocaron para simbolizar los Siete Pecados Capitales.
    El Rey como bien se sabe era partidario de tener amantes y cuando se cansaba de ellas, las colocaba y casaba con un buen partido. Una de ellas fue Elena, a la cual casó con un héroe de los tercios de Flandes, un tal Tablada. Cuando estos contuvieron matrimonio, el rey en vez de darles las típicas 13 arras, les dió 7.
    Las circunstancias de la muerte de Elena... misterio. Pero los vecinos cuentan que en ocasiones han visto a una Dama Blanca con un vestido vaporoso andar por el tejado despues del toque de ánimas con una antorcha y mirando al alcazar, caer de rodillas y golpearse en el pecho a la vez que emite unos horribles alaridos.

    Esa casa es un completo misterio, en las reformas que se realizaron se encontraron cuerpos; una mujer emparedada con siete monedas en una mano y un hombre mayor, que se piensa fue el padre de Elena, que se ahorcó al descubrir que su hija era la amante del Rey.

    Aparte, la desventura de los propietarios, todos nos acordamos de los Marqueses de Urquijo, ¿verdad?.

    Lo dicho esta casa tiene tantas historias que a día de hoy nadie sabe cual es su verdadera realidad.

    Perdón por el ladrillaco y gracias Dani por mostrarnos otro pedazo de nuestra historia.

    Geniales fotos, sigue así y.......NO PARES!

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  2. uuuurrrfffff!!!! Me están entrando escalofríos!!!! Me pasa lo mismo con la Casa de América (Antiguo Palacio de Linares), yo creo que le cambiaron el nombre precisamente para desviar la atención de los fantasmas.
    En cualquier caso no dejas de sorprenderme con tus conocimientos!!!
    Podrías explotarlo y buscarte la vida así ¿Donde está exactamente esta casa?

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  3. Hola compañeros!!!
    La verdad es que ese halo de misterio que envuelve este viejo edificio lo hace más interesante todavía.
    Acierta de lleno Ferny al dejar en el aire que hay muchas historias en este caserón.

    También leí en un artículo, que allí residió el Marqués de Esquilache, ministro de Hacienda de Carlos III de la época. Impopular entre el pueblo por el descontento que creó con sus reformas drásticas, subiendo el precio de los comestibles entre otras. El pueblo de Madrid se amotinó allá por marzo de 1766 y la emprendieron con las dependencias del ministro pensando que estaba allí. Es aquí donde encontré que que el Marqués no estaba, pero si uno de los guardeses de la casa, el cual tristemente pago la ira de los protestantes con su vida.
    Desde entonces corría la voz de que por las noches se podía oír al fantasma del guardes vagando por las dependencias de la casa con un candelabro y el sonido tintineante del juego de llaves.

    Verdad o no, lo cierto es que tantos siglos de casa tienen que dar acogida para muchas historias.

    No suelo poner la ubicación exacta para no quitarle encanto, pero te diré que sabiendo que te gusta mucho la música como a mi, y habras visitado alguna vez sus tiendas, está junto a la que comunmente se conoce como calle del "sonido".

    Un saludo, y gracias como siempre por el interés mostrado.

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